"Los niños necesitan del arte, y de los cuentos y de los
poemas y de la música tanto como necesitan amor, comida, aire fresco y
juegos."
Los niños necesitan del arte, y de los cuentos y de los poemas y
de la música tanto como necesitan amor, comida, aire fresco y juegos. Si no
damos comida a un niño, el daño se hace rápidamente visible. Si no dejamos que
un niño tenga aire fresco y juegue, el daño también se hace visible, pero no
tan rápido. Si no damos amor a un niño, el daño puede no observarse por algunos
años, pero es permanente.
Pero si no damos a un niño arte y cuentos y poemas y música, el
daño no se verá fácilmente. Pero, sin embargo, está ahí. Sus cuerpos son
suficientemente sanos; pueden correr y saltar y nadar y comer con apetito y
hacer mucho ruido como siempre han hecho los niños; pero algo falta.
Es cierto que hay gente que crece sin encontrar ningún tipo de
arte y son perfectamente felices, y viven buenas y valiosas vidas, y en sus
casas no hay libros, y no les importa mucho la pintura, y no encuentran sentido
a la música. Bueno, está bien. Conozco gente así. Son buenos vecinos y ciudadanos
provechosos.
Pero otras personas, en algún momento de su infancia o su
juventud, o tal vez incluso en la vejez, se cruzan con algo de una especie que
nunca habían imaginado antes. Es tan extraño para ellos como el lado oscuro de
la luna. Pero un día escuchan una voz en la radio leyendo un poema, o pasan por
una casa con las ventanas abiertas en la que alguien está tocando el piano, o
ven una lámina de una pintura específica en una pared y les produce un impacto
tan fuerte y a la vez tan suave que se marean. Nada los preparó para esto. De
pronto se dan cuenta de que están repletos de hambre, aunque no tenían idea de
eso un minuto atrás, un hambre por algo tan dulce y delicioso que prácticamente
les rompe el corazón. Al borde del llanto se sienten tristes y felices, y solos
y bienvenidos por esta experiencia absolutamente nueva y extraña; y se
desesperan por acercarse a la radio a escuchar; se demoran en la ventana, no
pueden quitar sus ojos de la lámina. Querían esto, necesitaban esto como un
hambriento necesita comida y nunca lo supieron. No tenían idea.
Esto mismo ocurre a un niño que realmente necesita música o arte o
poesía cuando se lo cruza por azar. Si no hubiese sido por esa oportunidad
podría no haberlo encontrado nunca y podría haber pasado toda su vida en un
estado de inanición cultural sin saberlo.
Los efectos del hambre de cultura no son espectaculares ni
drásticos. No son fácilmente visibles. Como dije, buena gente, amigos
generosos y ciudadanos serviciales nunca lo experimentan: están perfectamente
repletos sin eso.Si todos los libros, la música y las pinturas del mundo
desaparecieran de la noche a la mañana, nos se sentirían peor; no se darían
cuenta.
Pero ese hambre existe en muchos niños y, frecuentemente, no se
satisface porque nunca fue despierta. Muchos niños en el mundo están
hambrientos por algo que los alimenta y nutre sus almas de una manera en la que
ninguna otra cosa pudo o quiso hacerlo.
Decimos, correctamente, que cada niño tiene derecho a la comida y
abrigo, a la educación, al tratamiento médico y demás cosas. Debemos entender
que todo niño tiene derecho a la experiencia de la cultura. Debemos entender
realmente que sin cuentos ni poemas ni arte ni música, los niños morirán de
hambre:
Escrito por Philip Pullman para el Xth Anniversary of the Astrid
Lindgren Memorial Award en 2012. Más sobre Philip Pullman aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario