En un artículo del blog del Astrid Lindgren Memorial Award recuperan
la idea de Philip Pullman sobre el hambre de cultura que
afecta a muchos niños y el papel que juegan los adultos y, para nosotras, la
escuela en saciarla. Proponemos la lectura del artículo al que podrán acceder a través del enlace al final de esta entrada. Aquí compartimos algunos de los párrafos que
consideramos más significativos.
Los efectos del hambre de cultura no son espectaculares ni drásticos. No son fácilmente visibles [...]
Pero ese hambre existe en muchos niños y, frecuentemente, no se satisface porque nunca fue despierta. Muchos niños en el mundo están hambrientos por algo que los alimenta y nutre sus almas de una manera en la que ninguna otra cosa pudo o quiso hacerlo.
Decimos, correctamente, que cada niño tiene derecho a la comida y abrigo, a la educación, al tratamiento médico y demás cosas. Debemos entender que todo niño tiene derecho a la experiencia de la cultura. Debemos entender realmente que sin cuentos ni poemas ni arte ni música, los niños morirán de hambre.
Nos parece interesante poder reflexionar sobre lo que propone Pullman y en los efectos que puede tener en nuestra enseñanza, en el aprendizaje y en la construcción de subjetividad y de ciudadanía.
Nos parece interesante poder reflexionar sobre lo que propone Pullman y en los efectos que puede tener en nuestra enseñanza, en el aprendizaje y en la construcción de subjetividad y de ciudadanía.
Podrán acceder al artículo traducido desde aquí.
Para ver el artículo original podrán hacerlo aquí
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