martes, 2 de agosto de 2016

Repensando la evaluación 2: los aportes de los indicadores de avance

Fuente: Caminos

Retomamos lo planteado en Repensando la evaluación 1. En esa entrada proponíamos restablecer la reflexión en torno al sentido, al momento y al modo en el que evaluamos los procesos  y estrategias de aprendizaje y las prácticas de enseñanza. Consideramos importante insistir en que la evaluación es parte de  estos procesos y no una etapa más en una sucesión lineal de pasos. Aquí acercamos algunas orientaciones sobre qué tipo de estrategias, criterios e instrumentos evaluativos implementar al planificar nuestro trabajo en el aula.

En una entrada anterior, El portafolio como estrategia de la evaluación, habíamos abordado alguna de las posibilidades -en relación a la evaluación- de este instrumento en Prácticas del Lenguaje, fundamentalmente con las prácticas que tienen en cuenta la lectura y la escritura. Sin embargo, hay que considerar  los indicadores de avance elaborados puntualmente en relación a las situaciones de enseñanza y las prácticas del lenguaje actualizadas, ya en escritura, ya en lectura, ya en oralidad, referidas a los tres ámbitos del área-en torno a la literatura, en contexto de estudio, en los ámbitos de la participación ciudadana-. En los tres ámbitos tendremos oportunidad de abordar los mismos contenidos-por ejemplo, escribir- pero con diferentes objetivos. Y mientras para el Primer Ciclo, los logros esperados tienen que ver con el sistema de escritura y la autonomía del alumno para leer y escribir, en el Segundo, los logros apuntan a la profundización de las prácticas incorporadas en el ciclo anterior, con la posibilidad de reflexionar sobre la  lengua y sistematizar cuestiones que fundamenten su escritura, la manera de hacerlo. Por lo cual, el indicador de avance del Primer Ciclo, escribe por sí mismo -listas, textos breves con sentido- va transformándose en  Segundo Ciclo escribe textos planificándolos, revisándolos, corrigiéndolos desde más de una perspectiva-no solo considerando el destinatario, sino también  los elementos gramaticales/ortográficos, entre otros-.
Los indicadores existen en función de las condiciones didácticas pero debemos saber y entender que no todos se evidencian en un mismo período, un trimestre o un ciclo lectivo. Para eso, debemos ofrecer prácticas sostenidas, recurrentes pero variadas, con complejidad creciente.  
Tal vez sea pertinente revisitar un trabajo de Ana María Kaufman, ¿Cómo evaluar aprendizajes en lectura y escritura? Un instrumento para Primer Ciclo de la escuela primaria para facilitarnos la tarea de pensar/ repensar cómo poder evaluar-aun en el segundo ciclo- un mismo contenido a lo largo de todos los ciclos lectivos pero con distinta complejidad

En cuanto a Ciencias Sociales, sería necesario profundizar en los indicadores de avance en el Diseño Curricular de Ciencias Sociales para 1er. ciclo (págs. 227-258) y para 2º ciclo ( págs. 221-265). Estos indicadores son buenos orientadores tanto para la definición de expectativas de logro y objetivos, como para la selección/organización de los contenidos, las estrategias de enseñanza, las actividades y la evaluación. En cuanto a esta última, es necesario destacar que estos indicadores son una clara guía para sostener la coherencia entre objetivos, contenidos, estrategias y los criterios e instrumentos de evaluación. Para eso, les proponemos la lectura del texto La evaluación y los indicadores de avance en las Ciencias Sociales donde se desarrollan algunas orientaciones mencionadas en este párrafo. Insistimos en que trabajar desde los indicadores de avance facilita, por un lado, la  reflexión pedagógica y los acuerdos intra e interciclo; y por otro la conformación de una curricula espiralada en la que se retoman los contenidos pero avanzando en la complejidad tanto del conocimiento como de las competencias a desarrollar.

Por último, insistimos en que las actividades que realizamos en el aula tienen un sentido en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Todas  dan cuenta de cómo vamos avanzando. Es importante aprovechar esa información recurriendo a criterios e instrumentos claros que faciliten apreciar dónde estamos parados, qué falta, qué retomar, qué ha funcionado, cómo y hacia dónde avanzar, entre algunas de las decisiones que debemos tomar. Evaluamos en diferentes momentos, buscando información diversa. Pero esta tarea no es exclusiva del docente. Debemos enseñar a los alumnos a hacerlo, enseñarles a evaluar y a evaluar su aprendizaje.

Estas consideraciones reflejan que la evaluación excede a la acreditación, aunque la incluye. La evaluación es más que la prueba escrita. En otra entrada próxima ampliaremos sobre evaluaciones escritas y orales  y el aprovechamiento de variados recursos como instrumentos de evaluación. Por el momento esperamos compartan sus reflexiones y experiencias en las aulas en torno a la evaluación.


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